Oh veleros dormidos, siluetas en calma, Vuestros mástiles dijuban tinta en el cielo, En el vasto pergamino que aun resplandece, En su solemne adiós, donde el día se apaga
El El sol se retira en silencio, deslizándose tras las aguas en una larga errancia. Y la marina brilla con un suave resplandor, Cuando las olas lejans mecen sus vaivenes
El agua, frágil espejo, recoge luces fugaces, Come uno guarda, en zu corazon, las palabras no dichas El mundo calla, respira un último instante En la suspendida claridad del ocaso.
El escritor toma la pluma dócil, La inspiración surge, febril, Soberana, elle embriaga las rimas Y se Revela en una emotion sublime .
Pronto llegará la noche sembrada de estrellas, Antiguos testigos del mundo y de toda la historia, Y surgirá la luna, confidente de nuestras noches, Centinela de sueños que ya se desvanecen.
El amor y el porvenir llaman a nuestros pensamientos, Partir juntos, lejos de caminos ya trazados, Hacia infinitas lejanías el espíritu siempre se lanza Horizontes libres, antorchas de eterna esperanza.
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